Componentes fundamentales en el “Yo”
Una persona, al nacer, nacer con unas características y cualidades ya predeterminadas aportadas por sus progenitores, como el color de pelo, el color de ojos… Pero durante el largo camino que una persona recorre en su vida, la religión, el sitio geográfico donde haya nacido y los valores tradicionales impuestos por su entorno harán que una persona elija una cosa u otra, además de moldear su personalidad.
En mi opinión, las elecciones de una persona dependen de los valores ya existentes en su país y de la educación que reciba por parte de su familia, lo que comúnmente se podría llamar “herencia moral y política” y que en muchos casos es el único vínculo de unión entre diversas familias. En definitiva, se podría decir que cada persona está predestinada desde que nace.
A pesar de todo lo escrito al respecto, la sociedad estamental característica de la Edad Media sigue vigente hoy en día (con más igualdad de sus miembros ante la ley) ya que cualquier persona está sujeta a un destino dependiendo del barrio donde haya nacido: los determinados asientos privilegiados de un teatro están reservados a personalidades mientras que el resto ha de usar los situados en puestos menos afortunados, por ejemplo.
En la cultura europea y los países del Norte en general, la apariencia de un individuo es trascendental puesto que habla sin palabras de una persona: su estatus social, sus estudios, su educación…etc. De igual manera también se da en la religión: por ejemplo, un católico no entenderá la mentalidad de un musulmán y viceversa.
En conclusión, todos los componentes (sociales, religiosos, políticos, económicos) que hallamos en cualquier sociedad nos unen, pero también nos separan.
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