Científicamente, los seres humanos somos mamíferos bípedos con conciencia, pero en cierto modo, hemos perdido el instinto animal, lo que nos hace diferentes de otros seres del planeta, ya que carecemos del instinto de supervivencia que poseíamos hace miles de años, en la Prehistoria, cuando el hombre tenía que cazar por el alimento y refugiarse de los depredadores. Actualmente, el hombre no es dominado por la Naturaleza, sino que este, a través del afán de grandeza y dominio, ha conseguido domarla.
Además, el ser humano es el único ser vivo del planeta que no mata por necesidad, sino que, en ocasiones, por placer, y el único capaz de cuestionarse cosas que tratan de la vida, el destino, en definitiva, el por qué del mundo. De igual manera, nos diferenciamos de los otros seres ya que tenemos la cualidad de soñar e imaginarnos otros mundos lejos de un simple ecosistema en el que un animal simplemente busca comida, agua y refugio. Debo recalcar que la primitiva necesidad por estos tres últimos elementos sigue vigente hoy en día, pero hemos conseguido producir alimentos al igual que las plantas a partir de métodos que el Homo ha ido aprendiendo desde su aparición.
Hace décadas, se consideraban grandes diferencias entre los animales y el ser humano y actualmente, a pesar de haberse descubierto signos de “humanización” en ciertos animales, como la formación en círculo de los búfalos para proteger a las crías cuando les acecha un león, la conciencia del Homo sapiens sapiens está a “millones luz” de éstos ya que simplemente somos los únicos que sabemos dónde estamos y qué hacemos. Igualmente, hemos sido los únicos que hemos desarrollado un lenguaje, hemos creado una Historia y, a través de multitud de hipótesis, postulados e investigaciones de grandes personajes, hemos descubierto por qué pasan los fenómenos naturales: volcanes, tormentas, rayos…etc.
En definitiva, la Naturaleza ha hecho al hombre y éste, a través de un proceso de continua evolución que se sigue desarrollando hoy, ha conseguido crear un mundo aparte.